Migración venezolana y desinformación: 7 narrativas que se replican entre Chile y Venezuela [Cotejo y FastCheck]

  • Un análisis de 73 contenidos desinformantes verificados entre 2022 y 2025 permitió identificar las principales narrativas sobre migrantes venezolanos que se repiten en ambos países
  • Las narrativas predominantes —asociación con criminalidad, instrumentalización política e interferencia extranjera— se sostienen principalmente en hechos descontextualizados y atribuciones falsas
  • La investigación detectó 11 casos espejo y un aumento significativo de la desinformación a partir de 2024, lo que evidencia una circulación transnacional y una activación vinculada a circunstancias políticas

Por: Mariángel Durán y Karla María Torres (Cotejo.info – Venezuela)
Pablo Flores (Fast Check CL – Chile) y Francisca Eade (Chile)

Esta nota fue realizada en el marco del proyecto “Promover la información confiable y luchar contra la desinformación en América Latina” financiado por la Unión Europea. Su contenido es responsabilidad exclusiva de Cotejo.info y Fast Check CL, y no refleja necesariamente los puntos de vista de la Unión Europea*.

Entre enero de 2022 y octubre de 2025, los equipos de verificación de Fast Check CL en Chile y Cotejo.info en Venezuela analizaron 73 contenidos desinformantes relacionados con la migración venezolana. La construcción de una base de datos propia, su análisis y comparación permitió identificar las siete narrativas principales que se repiten en ambos países y que funcionan como mecanismo estigmatizante. En ese proceso también se determinaron 11 casos espejo, que son contenidos idénticos o similares que su mayoría circularon primero en Chile y luego en Venezuela con pocos días de diferencia, adaptándose a los ecosistemas digitales locales.

Los venezolanos son el principal grupo migrante de Chile y ello los ubica en el centro de debates públicos, tensiones políticas, percepciones sociales y desinformaciones. Según estimaciones oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y el Servicio Nacional de Migraciones (SERMIG), al 31 de diciembre de 2023 residían en Chile 1.918.583 personas extranjeras, de las cuales 728.586 son de nacionalidad venezolana, alrededor del 38 % del total de inmigrantes del país.

De las siete narrativas definidas para esta investigación destacan tres por el volumen de contenidos asociados y por los señalamientos que sostienen: la “asociación con criminalidad” con 30,14 % de los casos analizados; la “instrumentalización política” (26,06 %) y la “interferencia extranjera” (17,81 %). A éstas le siguen los “cambios en leyes/ regulación” (12,33 %), la “amenaza cultural o identitaria” (6,85 %), la “competencia por recursos” (4,11 %) y la “carga al sistema público” (2,74 %).

En los contenidos que vinculan a personas venezolanas con narrativas asociadas a criminalidad hay un mecanismo reconocible donde utilizan hechos aislados, descontextualizados o situaciones no verificadas como supuestas pruebas de una conducta delictiva atribuida a una nacionalidad. Las desinformaciones usadas para la instrumentalización política atribuyen posiciones ideológicas, alianzas y gestos políticos que nunca ocurrieron. De igual forma, la idea de la existencia de “actor externo” que interviene en decisiones internas del país receptor se activa con los contenidos enmarcados en la narrativa de la interferencia extranjera.

Cómo se construyó la base de datos

Para esta investigación se construyó una base de datos conjunta con verificaciones elaboradas por los equipos de Fast Check CL (Chile) y Cotejo.info (Venezuela) entre enero de 2022 y octubre de 2025. La recopilación de los contenidos se realizó mediante búsquedas manuales de los textos verificados relacionados con migrantes venezolanos y mediante una herramienta de búsqueda automatizada desarrollada por Fast Check CL, “Replicador”, en la que se introdujeron palabras clave como “migrantes venezolanos” y “venezolanos en Chile”.

A partir de los resultados iniciales se depuraron duplicados, se seleccionaron los textos vinculados con migrantes venezolanos en Chile que circulan en Venezuela y las desinformaciones sobre este colectivo que circulan en Chile. Luego, se consolidó un conjunto final de 73 casos.

El análisis requirió definir una tipología propia de narrativas desinformantes, construida de manera colaborativa entre ambos equipos a partir de los patrones recurrentes detectados en la base de datos preliminar. Se establecieron siete estilos narrativos: 

  • Asociación con criminalidad = Migración vinculada a delitos o bandas organizadas.
  • Instrumentalización política = Uso de la migración como herramienta para atacar a un candidato o partido.
  • Interferencia extranjera = Narrativas de que la migración es parte de un plan internacional para desestabilizar.
  • Cambios en leyes/regulación = Difusión de supuestas reformas legales, decretos o medidas migratorias inexistentes o tergiversadas para generar alarma, desaliento o rechazo hacia la población migrante.
  • Amenaza cultural o identitaria = Migración vista como factor para la pérdida de costumbres o identidad nacional.
  • Competencia por recursos = Publicaciones que sugieren que los migrantes “quitan” trabajo, bonos, vivienda o cupos en escuelas a los nacionales.
  • Carga al sistema público = Contenidos que difunden la idea de que los migrantes “colapsan” hospitales, servicios sociales o transporte.

De igual manera, cada contenido también fue clasificado según su tipo de desinformación —fabricado, manipulado, descontextualizado, atribución falsa, datos falsos o inflados, engañoso, rumores o teorías conspirativas— el actor emisor, el actor objetivo, la plataforma de publicación y la fecha de circulación.

Una vez sistematizada la base, se realizaron análisis cuantitativos con apoyo de herramientas de IA para generar tablas, cruces y distribuciones de frecuencia; todas verificadas de forma manual por ambos equipos. Asimismo, se identificaron manualmente 11 casos espejo, es decir, contenidos idénticos o casi idénticos que circularon en ambos países con pocos días de diferencia. Además, la base de datos se complementó con una revisión documental sobre la migración en Venezuela y con entrevistas a dos especialistas para contextualizar los hallazgos.

Asociación con criminalidad: la narrativa más repetida

La narrativa que más aparece en los 73 contenidos analizados y que han sido verificados por ambos proyectos de verificación, es la que vincula a personas venezolanas con la criminalidad. De los 7 estilos narrativos definidos, este concentra el 30,14 % del total y convierte hechos aislados, imágenes sacadas de contexto o denuncias sin verificación en supuestas pruebas de una tendencia delictiva atribuible a una nacionalidad.

En los 22 contenidos que componen esta categoría, un incidente puntual es usado como base para afirmaciones generales sobre “los venezolanos”. Ese patrón se observa en las piezas que atribuyen incendios a migrantes sin evidencia, por ejemplo: “Capturan a venezolano tratando de provocar incendio en Chile” (1, 2); en denuncias inexistentes presentadas como hechos confirmados: “Detienen a 7 venezolanos ‘haciendo focos incendiarios’” (1, 2); o en imágenes diseñadas para reforzar la idea de violencia, como el lienzo que decía “el que no asalte no es venezolano”. 

En varios registros, la identidad vinculada a la persona no coincide con la realidad y aun así se utiliza para sostener el relato, como cuando se atribuyó a un venezolano un homicidio ocurrido en la romería del Cementerio General de Santiago, pese a que el autor no tenía esa nacionalidad (1, 2). Lo mismo ocurre con videos grabados fuera de Chile, por ejemplo, el de un venezolano detenido en Estados Unidos acusado falsamente de “matar a martillazos a sus patrones” y que circuló como si se tratase de una conducta colectiva.

Otros casos de asociación con criminalidad se apoyan en cifras inventadas con el posible propósito de ampliar el alcance del estigma. Es el caso de la afirmación de que “el 67% de los imputados por homicidios en Chile son venezolanos”, difundido como si fuera una estadística oficial.

Las entrevistas a expertos confirman que este mecanismo podría formar parte de dinámicas más amplias de estigmatización. Marcelo Santos, investigador de la Universidad Diego Portales, en Chile, describe que en los grupos de mensajería y redes que monitorea, el vínculo entre migración y crimen es el estereotipo dominante: “en general, la más popular es el crimen, vinculado al crimen, sobre todo colombianos y venezolanos”.Añade que estos discursos se activan en momentos de alta tensión política o cuando un crimen violento involucra a un extranjero, lo que genera picos de comentarios y circulación acelerada de contenidos. Estos “gatillos” —como él los llama— permiten que la desinformación latente se active y circule como si fuese evidencia recién descubierta.

Marcelo Santos. Obtenida de El Núcleo Milenio para el estudio de la Política, Opinión Pública y Medios en Chile de la UDP.

Desde Venezuela, el periodista e investigador de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), León Hernández, coincide en que la atribución automática de criminalidad hacia los venezolanos responde a un proceso acumulado de generalización. Explica que la condena pública se alimenta tanto de hechos reales como de contenidos distorsionados que se expanden sin contexto: “Decir ahora que eres venezolano es sinónimo de Tren de Aragua, miembro de una nación sin ley, del cartel de los Soles. Esto ha generado una fama muy difícil de sortear

León Hernández, periodista e investigador de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB)

Cada pieza de esta narrativa desinforma y al mismo tiempo refuerza un clima donde el emigrante venezolano aparece como figura peligrosa o asociada a estructuras criminales.

Los expertos coinciden en que estas dinámicas tienen un impacto concreto en la convivencia y en la percepción pública. Hernández señala que la falta de información institucional robusta contribuye a que los delitos se asocien a la nacionalidad y no al contexto: “cuando se generan homicidios o asaltos cometidos por venezolanos, en vez de ir al núcleo del problema o a estadísticas, se crea la narrativa de que solo los venezolanos cometen delitos”.

Santos, por su parte, agrega que la cobertura mediática refuerza ese efecto, porque el enfoque noticioso prioriza lo excepcional y lo conflictivo: “cuando un chileno asesina a alguien, nadie pone ‘chileno’. Lo excepcional es cuando no es chileno, entonces ponen ‘venezolano’”.

La migración transformada en argumento políticoLa narrativa de instrumentalización política aparece como la segunda más frecuente de la base analizada. En estos contenidos, la migración venezolana se presenta como un instrumento de políticas en Chile y en Venezuela. El mecanismo consiste en atribuir gestos, alianzas o posturas ideológicas inexistentes a figuras públicas de ambas naciones, con el objetivo de reforzar sospechas de alianzas o marcar distancia frente a gobiernos considerados polémicos. La nacionalidad venezolana se usa como símbolo positivo o negativo en el ámbito político.

Por ejemplo, circularon imágenes manipuladas para mostrar cercanía de figuras políticas chilenas con el gobierno venezolano, como la supuesta chaqueta con la bandera de Venezuela que se atribuyó a la diputada Karol Cariola (1, 2) o la foto del alcalde Daniel Jadue “con seis maletas para unos días” en Caracas, capital de Venezuela.

También se difundieron frases nunca dichas por líderes chilenos. A la excandidata presidencial Evelyn Matthei se le atribuyó la frase falsa de que era “un deber de Chile dar nacionalidad por gracia a los venezolanos”. Asimismo, se detectó un montaje que afirmaba que la excandidata a alcaldesa, Karla Rubilar, ofrecía “edificios sociales para venezolanos en Puente Alto”. Estos contenidos difunden la idea de que ciertos actores políticos chilenos favorecen de forma irregular o ideológica a la población venezolana, pero dichas acusaciones carecen de sustento real.

Por otra parte, dentro de esta narrativa también se utiliza a Venezuela como argumento para descalificar al adversario político dentro de Chile. Es el caso del montaje “Charla Magistral de Karol Cariola: ‘Democracia: Cuba, Corea del Norte y Venezuela, un ejemplo a seguir’. También funcionan como ejemplo las afirmaciones sin sustento atribuidas al presidente chileno Gabriel Boric para indicar que supuestamente “ofreció asilo político a Nicolás Maduro y Diosdado Cabello”. 

En estos casos, la figura del migrante venezolano no aparece directamente, pero hacen referencia al gobierno del país caribeño para reforzar asociaciones entre un candidato o partido político, lealtades políticas, acusar complicidades ideológicas o proyectar temores sobre el futuro institucional del país receptor.

Cómo se construye la narrativa de la interferencia extranjera

La narrativa de interferencia extranjera se observa en los contenidos que muestran la migración como parte de un plan internacional para desestabilizar o influir en las decisiones del país receptor. Los contenidos clasificados dentro de esta categoría se apoyan en atribuciones falsas, videos sacados de contexto y afirmaciones sin sustento que involucran directamente a líderes políticos.

En varios casos, se atribuyeron a Nicolás Maduro o a Diosdado Cabello declaraciones que nunca existieron, como la frase “nuestros soldados están en Perú, Chile y Ecuador” que insinúa una presunta presencia operativa en varios países sudamericanos. También circularon afirmaciones no confirmadas según las cuales “Diosdado Cabello está en Chile”

Otros contenidos vincularon a Venezuela con procesos institucionales chilenos. Por ejemplo, la versión falsa de que “una empresa china con operaciones en Venezuela” manejaba el procesamiento de datos del Censo 2024, insinuando un riesgo de manipulación. También se difundió una cifra sin sustento que aseguraba que “los venezolanos habilitados para votar representan el 5,1 % del padrón electoral chileno”, como presunta evidencia de una injerencia política encubierta. En estos casos, los venezolanos se presentan como un riesgo para la soberanía electoral o como parte de una estructura de poder o influencia extranjera, lo cual resulta efectivo para los ciudadanos preocupados por temas locales y ámbitos nacionales como la seguridad nacional, soberanía y procesos electorales, lo que facilita su circulación y amplifica su impacto.

Narrativas complementarias

Aunque las tres narrativas mencionadas concentran la mayor parte de los casos analizados sobre desinformaciones vinculadas con migrantes venezolanos, existen otras cuatro que aportan información sobre cómo se estructuran estos contenidos falseados y son un complemento que alimenta las distintas percepciones sobre este colectivo.

  • Cambios en leyes y regulación: Circulan supuestas reformas, decretos o medidas migratorias inexistentes o tergiversadas (1). Se atribuyen anuncios falsos a autoridades o instituciones, con mensajes destinados a generar alarma o desaliento, por ejemplo la desinformación que indicaba que se habría aprobado una “ley para la expulsión de todos los venezolanos residentes” (1). Estas piezas apelan a la incertidumbre sobre trámites y normas, un terreno donde la confusión suele circular más rápido que la información oficial.
  • Amenaza cultural o identitaria: Los contenidos dentro de esta narrativa sugieren que la presencia de migrantes venezolanos afecta la identidad nacional, altera costumbres locales o perturba espacios comunitarios. Aunque son pocos los casos documentados en la base de datos, se detectaron 3 afirmaciones falseadas: “venezolanos quejándose de la Navidad en Chile” (1), “venezolanos exigen cambiar el himno chileno para así sentirse más incluidos” (1, 2) y “una veneca será la nueva voz del Metro de Santiago” (1, 2).
  • Competencia por recursos: En esta narrativa, se difunden afirmaciones según las cuales personas venezolanas “quitan” trabajo, bonos, vivienda o cupos en escuelas a los nacionales. Por ejemplo, la supuesta imagen de una “manifestación de venezolanos en La Moneda por el derecho a voto, casa, salud y bono migrante”.
  • Carga al sistema público: Los contenidos de esta narrativa afirman que los migrantes colapsan servicios estatales como hospitales o programas sociales. Los casos detectados se refieren a venezolanos supuestamente se encontraban internados en hospitales de Chile y requerían apoyo familiar (1, 2).

Contenidos falseados: tipos de desinformación

El análisis de los 73 contenidos verificados entre enero de 2022 y octubre de 2025 por los equipos de Cotejo.info y Fast Check CL, muestra que la desinformación sobre migrantes venezolanos se apoya principalmente en la descontextualización de hechos existentes. Los contenidos descontextualizados y engañosos suman, en conjunto, 36 casos, lo cual se traduce en el 49 % del total.

El contenido descontextualizado aparece en 20 verificaciones (27,4 %). En estos casos, el hecho descrito ocurrió, pero se altera el tiempo, el lugar o las circunstancias para sostener una afirmación falsa: un crimen cometido en otro país y presentando como responsable a un venezolano o un video antiguo difundido como reciente. El contenido engañoso alcanza 16 casos (21,9 %) y se basa en información parcial o incompleta presentada de forma que induce a una conclusión errónea, por ejemplo la supuesta entrega de subsidio de arriendo a los “venecos desalojados”.

Le siguen las atribuciones falsas y los contenidos manipulados, cada uno con 10 casos que representan el 13,7 % de las desinformaciones analizadas. La atribución falsa incluye declaraciones, promesas o cifras inventadas que se adjudican a autoridades, figuras políticas o instituciones, mientras que el contenido manipulado se construye a partir de material real —como imágenes o titulares— intervenido para cambiar su sentido. Ambos tipos son frecuentes en las narrativas de instrumentalización política e interferencia extranjera.

Los tipos de desinformaciones menos frecuentes son el contenido fabricado y los rumores o teorías conspirativas, con 7 casos cada uno (9,6 %, cada uno). Por último, los datos estadísticos falsos o inflados ocuparon 3 casos (4,1 %). 

En conjunto, la distribución de los tipos de desinformaciones indican que los contenidos falseados analizados se sostienen en la manipulación del contexto y la selección sesgada de información. Esto hace que resulten creíbles y que sean difundidas por los usuarios de redes sociales, sin cuestionamientos.

La revisión documental también arrojó que una parte del contenido descontextualizado no circula únicamente en redes sociales, sino también en piezas periodísticas que reorganizan hechos reales sin ofrecer el marco completo. El equipo de Cazadores de Fake News documentó un caso de este tipo en marzo de 2025, cuando un reportaje televisivo presentó como un acto coordinado la reunión de repartidores motorizados venezolanos frente a un edificio en Valparaíso, Chile. 

La verificación mostró que el reportaje mezcló incidentes ocurridos en distintos momentos -incluido un reclamo laboral de 2024- y usó imágenes de años anteriores sin advertirlo, lo que generó la impresión de que se trataba de una acción violenta planificada. Este ejemplo ilustra cómo la descontextualización puede producir interpretaciones erróneas incluso cuando el material de base es real.

Plataformas donde circula la desinformación

La circulación de desinformación sobre migrantes venezolanos se concentra en plataformas como Facebook, X, TikTok y YouTube.

Casi la mitad de las verificaciones analizadas corresponden a piezas que circularon en Facebook, un 43,8 %. En X se difundieron el 32,9 % de los contenidos analizados y en muchos casos se determinó que el origen de los contenidos verificados en Facebook provenían originalmente de esta plataforma, lo cual indica que funciona como espacio de lanzamiento y amplificación temprana, en especial de los temas vinculados con la narrativa de instrumentalización política asociada a su vez con el tipo de desinformación de atribuciones falsas.

En TikTok se concentra el 16,4 % de los contenidos, en formatos de vídeos de corta duración que combinan fragmentos de noticias, clips policiales o grabaciones tomadas en otros países que se presentan como si fueran parte de la realidad chilena. Estos contenidos contribuyen con la viralización de casos de asociación con criminalidad, porque las grabaciones se recortan, se descontextualizan y se acompañan de textos o audio que refuerzan una interpretación errónea.

En menor medida se detectaron desinformaciones en Instagram (5,5 %) y Threads (1,36 %).

Además de las dinámicas propias de cada plataforma, el análisis de los contenidos previamente verificados permitió identificar puntos de origen recurrentes de desinformación. En varios casos, los contenidos se generaron en sitios anónimos o de baja reputación dedicados a publicar material estigmatizante sobre migrantes venezolanos.

Un ejemplo es la pieza que atribuía falsamente a Carabineros la detención de venezolanos “sospechosos de provocar incendios” en Villa Rukan (1), la cual -aunque se difundió en Facebook, Instagram y X- se rastreó hasta el portal web Gamba que publica rumores y material sensacionalista, sin información verificable, sobre migrantes venezolanos.

También se identificaron perfiles que suplantan la identidad de medios informativos para otorgar credibilidad a contenidos fabricados. Uno de los casos más difundidos fue la afirmación de que migrantes venezolanos habrían pedido cambiar el himno nacional de Chile “para sentirse más incluidos” (1, 2). La verificación determinó que el origen estaba en una cuenta de Instagram, @megafictias.cl, que imita el estilo visual de un medio chileno y que publica información falseada. 

Por otro lado, el análisis temporal de los contenidos verificados muestra un cambio claro en la intensidad de la desinformación sobre migrantes venezolanos. Durante 2022 y 2023 se registraron siete verificaciones por año, con una circulación baja y dispersa. 

En 2024, el número de casos aumentó de forma significativa hasta alcanzar 41 verificaciones, más de la mitad del total analizado. En 2025, aun con el año en curso, se registraron 18 casos, una cifra que confirma que el fenómeno no volvió a los niveles iniciales. 

Este comportamiento sugiere que la desinformación se consolida a partir de 2024 como un elemento recurrente del debate público, lo que permite explicar su mayor capacidad de circulación y reutilización entre países.

Contenidos que viajan: 11 casos espejoLa construcción de la base conjunta permitió identificar 11 casos espejo, es decir, contenidos que circularon tanto en Chile como en Venezuela con pocos días de diferencia, conservando la narrativa central pero adaptándose al ecosistema digital de cada país. Estos casos revelan que la desinformación vinculada a migrantes venezolanos no es exclusiva en el país receptor. Los contenidos viajan y funcionan como insumo para conversaciones políticas o sociales en contextos distintos.

En 9 de los 11 casos, la circulación siguió la ruta Chile – Venezuela. El patrón más frecuente es que un hecho ocurrido en Chile, por ejemplo un operativo policial, una denuncia falsa, un video descontextualizado o una supuesta cifra criminal, aparece primero publicaciones de usuarios chilenos y luego se reutiliza en Venezuela.

Solo dos de los casos muestran circulación en sentido Venezuela – Chile, los cuales están vinculados a atribuciones falsas a figuras del gobierno venezolano o rumores políticos que se reinterpretan en el contexto chileno para sostener ideas de interferencia extranjera o influencias políticas regionales.

Las desinformaciones que se originan en Chile y luego circulan en Venezuela refuerzan la idea de que la migración es sinónimo de delitos o de tensiones con autoridades. También alertan de supuestas medidas migratorias, posibles actos xenófobos o presuntas vinculaciones entre figuras políticas de ambos países.

Consecuencias y efectos en la percepción pública

El conjunto de narrativas identificadas en esta investigación configura un entorno donde la migración venezolana se interpreta mediante percepciones de conflicto y sospecha asociada a temas de convivencia, seguridad y políticas públicas.

La narrativa de asociación con criminalidad es la que más contribuye a la construcción de estigmas. Los contenidos revisados favorecen la idea de que la nacionalidad es un indicador de riesgo. Investigaciones previas de verificadores y organizaciones humanitarias muestran que este tipo de relatos puede influir en la disposición de las personas a aceptar, contratar o convivir con población migrante, especialmente cuando los contenidos circulan en contextos de alta sensibilidad pública, como episodios de violencia o incrementos reales de delitos.

En esa línea, el investigador León Hernández señala que estas narrativas se refuerzan cuando hechos aislados cometidos por migrantes venezolanos se presentan como patrones. “En vez de ir al núcleo del problema o a las estadísticas, se crea la narrativa de que solo los venezolanos cometen delitos y solo ellos lo hacen de manera impune”, explica. A su juicio, la cobertura mediática suele omitir la presunción de inocencia y termina amplificando percepciones de amenaza.

La instrumentalización política amplifica ese efecto cuando mezcla la migración en disputas partidistas. En estos contenidos, la población venezolana aparece como símbolo de apoyo o amenaza según la afinidad política de quien difunde la desinformación.

En el caso de la narrativa de interferencia extranjera, se observa que posiciona a los migrantes como agentes de influencia o como parte de operaciones de injerencia sin evidencia. 

Las narrativas con menos casos —como competencia por recursos, carga al sistema público, cambios en leyes/regulación y amenaza cultural— refuerzan percepciones de desigualdad, saturación o pérdida de identidad. Aunque representan una proporción menor de los contenidos verificados, su impacto se debe a que conectan con preocupaciones cotidianas de la población del país receptor, como: acceso a empleo, disponibilidad de servicios, convivencia en barrios y calidad de la atención pública

En conjunto, los impactos observados apuntan a un fenómeno donde la desinformación no solo transmite afirmaciones falsas, sino que moldea escenarios de interpretación. Las narrativas ofrecen explicaciones rápidas a problemas complejos, circulan en plataformas donde el contexto se pierde con facilidad y se insertan en discusiones políticas donde la migración adquiere valor simbólico.

Comprender estos patrones es clave para diseñar estrategias de verificación, alfabetización digital y cobertura periodística que reduzcan el impacto de estas piezas y permitan avanzar hacia conversaciones públicas basadas en información verificable.

*Esta investigación es parte de “Los Desinformantes”, una serie de investigaciones sobre diferentes actores que desinforman en la región que realiza LatamChequea, la red de chequeadores latinoamericanos. Esta nota fue realizada en el marco del proyecto “Promover la información confiable y luchar contra la desinformación en América Latina” coordinado por Chequeado y financiado por la Unión Europea, su contenido es responsabilidad exclusiva de Cotejo.info y Fast Check CL, y no refleja necesariamente los puntos de vista de la Unión Europea.

Cazadores de Fake News investiga a detalle cada caso, mediante la búsqueda y el hallazgo de evidencias forenses digitales en fuentes abiertas. En algunos casos, se usan datos no disponibles en fuentes abiertas con el objetivo de reorientar las investigaciones o recolectar más evidencias.

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