Desinformar para controlar: Un año de narrativas desinformantes analizadas por Cazadores 

El gobierno venezolano empleó desinformación en 2023 para influir en la opinión pública y desacreditar la oposición, afectando el debate político y la percepción del país. Evaluamos narrativas y técnicas usadas

Durante el año 2023, Cazadores de Fake News logró desmentir y desmontar muchos casos de desinformación y propaganda tóxica que inundaron el panorama informativo venezolano y contaminaron el debate público. Al evaluarlos, identificamos patrones comunes en las estrategias utilizadas por el gobierno venezolano para manipular la opinión pública, revelando técnicas usadas en operaciones de influencia para moldear la percepción de los venezolanos sobre la realidad en el país.

Para comprender estas estrategias, resulta esencial referirnos al marco de las “4 D de la desinformación” descritas en 2015 por Ben Nimmo, experto digital de Graphika y actual Jefe de información sobre amenazas globales de Meta. Este marco resalta el uso de técnicas clave para desinformar y controlar la información: Descartar, Distorsionar, Distraer y Desalentar.

Fuente: Michigan Online. Doblaje con IA generativa: ElevenLabs

Estas técnicas, junto a tres adicionales definidas en el DISARM Framework, como Dividir, Degradar y Dañar, son frecuentemente observadas en campañas de desinformación y manipulación de la opinión pública.

En Venezuela, durante 2023, documentamos ejemplos claros de cómo cada una de estas técnicas se aplicaron en diversos casos y narrativas que analizamos y reportamos, reflejando cómo fueron empleadas para (intentar) alcanzar distintos objetivos estratégicos.

Distraer y dividir: el falso cambio de las banderas en el Esequibo

El gobierno venezolano intentó contrarrestar la creciente popularidad de la líder María Corina Machado y su contundente victoria –con el 93% del voto opositor– en el proceso de primarias del 22 de octubre pasado, impulsando una operación de información a favor del referendo consultivo sobre el Esequibo realizado el domingo 3 de diciembre. 

Esta maniobra tenía varios objetivos simultáneos: distraer la atención del recién legitimado liderazgo de Machado, acentuar las divisiones entre las distintas facciones de la oposición –alegando que quienes respaldaron el reclamo de Venezuela sobre el Esequibo eran “patriotas”, mientras que quienes no, eran “agentes de la Exxon Mobil”–. Además, la propaganda también se enfocó en degradar al adversario –tanto a Machado, como al presidente de Guyana, Irfaan Ali, etiquetándolos en el segundo grupo; y, por supuesto, desalentar –al menos temporalmente– la intención de Guyana de proseguir con la explotación en el ahora denominado Estado Guayana Esequiba.

En este contexto, la desinformación más significativa detectada fue el falso cambio de la bandera guyanesa por la venezolana en el Territorio Esequibo, realizado por un pequeño grupo de venezolanos del pueblo Pemón. El video fue una excelente excusa para distraer a la opinión pública del reciente triunfo de Machado y dividir a los detractores del régimen.

El acto del falso cambio de banderas fue difundido por voceros del gobierno venezolano en televisión nacional y redes sociales el mismo día del referendo consultivo. El bulo fue amplificado de forma sistemática por las mismas redes abiertas y encubiertas que generalmente amplifican propaganda y desinformación proveniente de autoridades venezolanas pero, en este caso, utilizó a representantes de un pueblo indígena para intentar crear un discurso de unidad y consenso –que no necesariamente reflejaba la realidad– en torno al referendo consultivo.

Diez días después de la publicación del bulo, Cazadores de Fake News publicó una investigación demostrando que, a pesar del video desinformativo, la bandera guyanesa no había sido cambiada en el Territorio Esequibo, sino en la cima del Tepuy Chirikayen, situado al sur del Estado Bolívar, más cerca de la frontera con Brasil que de la frontera con Guyana.

Distorsionar hechos: “House of News” y los clones de Punta Cardón 

En Venezuela, el avance de la Inteligencia Artificial (IA) no solo marcó un hito en el sector tecnológico, sino que también comenzó a aplicarse como herramienta para la difusión de propaganda. 

Un claro ejemplo de esto es el caso del noticiero falso “House of News Español”, detectado en enero de 2023. En el canal se publicaban narrados en inglés por presentadores, y subtitulados en español, con contenidos desinformativos y propagandísticos sobre la supuesta superación de la crisis económica de Venezuela. La novedad fue que los presentadores del noticiero eran avatares creados con Inteligencia Artificial Generativa (IAGen), específicamente con el uso de la plataforma Synthesia, que permite crear videos a partir de guiones escritos por cualquier usuario. 

Los videos publicados por el canal –y otros de la misma red que surgieron tras su suspensión en YouTube– se valieron del pago de publicidad para que el mensaje llegara mucho más lejos, hasta que, eventualmente, fueron transmitidos varias veces en la programación del canal estatal Venezolana de Televisión.

Al igual que muchos otros canales de desinformación y propaganda encubierta en YouTube relacionados con Venezuela, “House of News” fue una fuente que intentó distorsionar la percepción acerca de la economía venezolana. A pesar de que este canal presentaba una imagen idealizada y excesivamente positiva, la situación económica de Venezuela está lejos de ser perfecta. Incluso considerando las aparentes mejoras que ha experimentado la economía venezolana en años recientes, no es una situación  ampliamente cubierta o destacada por medios de comunicación internacionales.

En julio, usuarios de X reportaron que una imagen de una marcha oficialista en Punta Cardón compartida por el presidente Nicolás Maduro en su cuenta de X, tenía indicios de haber sido alterada digitalmente para inflar el número de asistentes. La manipulación digital, que hizo uso de la técnica de clonado de personas en la imagen para llenar espacios vacíos, fue confirmada gracias a herramientas de análisis forense de imágenes y errores identificables a simple vista, como la repetición del “hombre del sombrero“.

Este es otro ejemplo de distorsión de hechos que, en este caso, tuvo como objetivo dar la impresión de que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) cuenta con apoyo masivo y generalizado en cada una de las marchas que convoca, fomentando una percepción manipulada de la popularidad y el apoyo al gobierno.

Descartar acusaciones para aparentar normalidad: tres casos notables

Durante 2023 se detectaron tres casos distintos de desinformación con los que se intentó manipular la verdad para descartar críticas o acusaciones en contra del gobierno de Venezuela, principalmente vinculados a los procesos judiciales por violaciones de Derechos Humanos que están siendo desarrollados por instancias internacionales.

Uno de los casos involucró la manipulación de información por parte de la Cancillería venezolana acerca de un informe de la Corte Penal Internacional (CPI); otro se centró en la distorsión de un informe de las Naciones Unidas (ONU) durante un programa de televisión; y el último consistió en la propagación de una percepción errónea sobre el reconocimiento de la CPI hacia la situación de los derechos humanos en Venezuela.

En el primer caso, la Cancillería venezolana distorsionó un informe de la CPI para afirmar que no existen víctimas de crímenes de lesa humanidad en Venezuela. Para ello, tergiversó el concepto de “víctimas potenciales”. La maniobra buscaba descartar las preocupaciones internacionales sobre violaciones de derechos humanos en el país. 

El segundo caso involucró al programa “La Hojilla”, donde el conductor Mario Silva afirmó falsamente que un informe de la ONU sobre derechos humanos carecía de pruebas y solo mencionaba a 5 víctimas. El objetivo era minimizar la gravedad y el alcance de las violaciones de derechos humanos reportadas. 

Finalmente, en el tercer caso, propagandistas cercanos al gobierno de Nicolás Maduro impulsaron la narrativa errónea de que la CPI había reconocido que Venezuela garantiza los derechos humanos, buscando desviar la atención de las investigaciones en curso sobre crímenes de lesa humanidad.

Con la omisión de críticas, distorsión de la verdad y la fabricación de narrativas falsas, estos actores intentan debilitar la confianza en fuentes externas y minimizar las acusaciones en su contra. Esta estrategia no solo dificulta entender la realidad en Venezuela, sino que también entorpece los intentos por atender preocupaciones legítimas sobre derechos humanos y justicia y la construcción de la opinión pública precisamente porque busca mantener el control sobre la narrativa y el debate, pese a la existencia de pruebas que contradicen la versión oficial del gobierno.

Degradar, desalentar y causar daño a la oposición política venezolana

La desinformación en Venezuela a menudo emplea las técnicas de hacer daño y degradar para perjudicar y desprestigiar a individuos o grupos con el propósito de crear un ambiente de desconfianza y hostilidad; y lo hace a través de la publicación de información no verificable y anónima. Así lo evidencian dos casos recientes.

El primero ocurrió a mediados de noviembre, cuando se difundió un rumor falso en el que se aseguraba que Jesús María Casal — presidente de la Comisión Nacional de Primaria — confesó que la organización Súmate — conocida por promover el libre ejercicio de los derechos políticos y la discusión de temas de interés público — cometió fraude en las primarias opositoras. El origen de la falsa acusación fue Diosdado Cabello, quien durante la transmisión de su programa “Con el mazo dando”, leyó una carta anónima que buscaba degradar y dañar la reputación de Casal y de Súmate, desalentar la participación opositora en futuras elecciones y profundizar la división dentro de las filas opositoras.

Otros voceros del oficialismo venezolano como Diosdado Cabello y Héctor Rodríguez intentaron desalentar la participación opositora en procesos electorales y la participación de María Corina Machado debido a su supuesta inhabilitación (impulsando etiquetas como #NoTeVistasQueNoVas o #NiQueTeVistasVas); y descartar la participación y el eventual éxito de las primarias, etiquetando al evento como “la nada”.

El segundo caso se propagó en plena víspera de Navidad, cuando se difundió que, presuntamente, el FBI estaba interrogando al director del medio de comunicación EVTV sobre fondos manejados por Juan Guaidó. El bulo buscaba degradar la imagen de Juan Guaidó y la de EVTV, y sembrar dudas sobre la legitimidad y transparencia de las operaciones de este canal con sede en Miami.

Ambos ejemplos demuestran cómo la desinformación puede ser utilizada para atacar y desprestigiar a actores políticos opositores y medios de comunicación independientes. En el primer caso, se utilizó una plataforma televisiva estatal para lanzar un ataque basado en información no verificable y anónima con el objetivo de desacreditar a figuras clave de la oposición y manipular la opinión pública en contra de ellos. En el segundo, la difusión de rumores infundados sobre investigaciones del FBI, también provenientes de fuentes anónimas, tenía como objetivo desacreditar a un medio de comunicación crítico al gobierno y la de un líder opositor, intentando minar su credibilidad y la de sus afiliados.

Estas prácticas han sido evaluadas y documentadas por Cazadores de Fake News durante mucho tiempo, lo que permite identificar patrones consistentes en su aplicación. La difusión de información falsa o engañosa tiene consecuencias que van más allá de la mera confusión o el error, impactan de manera significativa la dinámica política y la percepción pública en Venezuela.

En última instancia, estos métodos de desinformación no solo afectan a los individuos o entidades específicas que son su blanco directo, sino que también erosionan la confianza en el sistema político y mediático en su conjunto.


Cazadores de Fake News investiga a detalle cada caso, mediante la búsqueda y el hallazgo de evidencias forenses digitales en fuentes abiertas. En algunos casos, se usan datos no disponibles en fuentes abiertas con el objetivo de reorientar las investigaciones o recolectar más evidencias.

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