Una “carta abierta” publicada en X por Harry Fisher, conocido por sus afirmaciones antivacunas sin sustento científico o médico, fue citado en un canal de YouTube en español con más de 137 mil suscriptores
Una carta abierta dirigida a Pfizer y a ejecutivos de la industria farmacéutica mundial, firmada por el ex paramédico estadounidense Harry Fisher, circula en redes sociales con acusaciones alarmantes: atribuye a las vacunas contra la COVID-19 muertes y graves daños a la salud de la población más joven. Presentada como denuncia médica, se trata de un texto sin respaldo científico que recicla argumentos previamente desmentidos por autoridades sanitarias y estudios revisados por pares.
El documento, redactado en inglés y publicado el pasado 30 de junio, fue traducido de forma automática y leído al día siguiente en un programa de YouTube dirigido a audiencia hispanohablante, sin que los presentadores consultaran fuentes médicas ni datos oficiales para verificar la información.
La lectura en español de la carta de Fisher le dio apariencia de legitimidad al escrito y trasladó su contenido a miles de espectadores que, de otro modo, no habrían accedido a él en su idioma.
Fisher como difusor masivo de desinformación sobre COVID-19
Harry Fisher es un paramédico que prestó servicio médico en el Ejército de Estados Unidos que acusa a Pfizer y otras farmacéuticas desarrolladoras de las vacunas contra la COVID-19 de provocar a miles de jóvenes la muerte, derrames cerebrales, convulsiones o cáncer por, supuestamente, los efectos secundarios de estos medicamentos.
En el texto que publicó en X, Fisher también asegura que la industria convirtió ambulancias en morgues, habla de “turbo cánceres” y orquestó un “genocidio silencioso”, combinando testimonios aislados con teorías conspirativas sin evidencia clínica. Un texto lleno de calificativos que responden más a la opinión de un individuo que a una posición sustentada en la comprobación científica.
Por este motivo, algunos profesionales de la salud han denunciado y calificado estas y otras declaraciones de Fisher como una grave falta ética, y afirman que sus palabras parten del hecho de apenas preguntar a los afectados si fueron vacunados y no de argumentos o hechos científicos o médicos.
Desde la ciencia hay datos que rebaten las afirmaciones del ex paramédico. Por ejemplo, un estudio de modelos matemáticos publicado en The Lancet Infectious Diseases estima que las vacunas salvaron 19,8 millones de vidas en 185 países y territorios entre el 8 de diciembre de 2020 y el 8 de diciembre de 2021.
Otro ejemplo es un meta-análisis publicado en la revista médica internacional JAMA Neurology, cuyos resultados revelaron que no hay mayor riesgo de convulsiones tras la vacunación COVID-19 que con placebo.
En cuanto a la relación de las vacunas y el cáncer, el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos indica que no se comprobó que la eficacia del tratamiento contra el cáncer disminuya por alguna vacuna, incluso las creadas contra la COVID-19.
Por su parte, la organización médica sin fines de lucro Mayo Clinic asegura que las vacunas contra la COVID-19 “no están vinculadas con un aumento del cáncer ni con una forma más agresiva de esta enfermedad”, y resaltan que esto “puede venir de la experiencia de una persona. O bien, rara vez, por un comentario personal de un profesional de atención médica”.
Pero además de estas afirmaciones, que no tienen respaldo médico o científico, otras aformaciones de Fisher como que las vacunas ha causado abortos espontáneos o autismo han sido refutadas en el transcurso de los años.
Por ejemplo, un estudio citado el 6 de mayo de 2025 por la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale asegura que la supuesta relación entre las vacunas COVID-19 y los abortos espontáneos es falsa, mientras que sobre la afirmación de Fisher de que estas vacunas causan autismo, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos publicó en noviembre de 2022 una investigación en la que precisa que, hasta esa fecha, no existe un vínculo entre las vacunas y el autismo.
El estudio también advierte que “la infección materna por COVID-19 durante el embarazo duplica el riesgo de autismo, lo que subraya la importancia de la inmunización”.
Otras narrativas contra las vacunas contra el COVID-19
En sus redes sociales, Fisher ha defendido que hay una agenda de exterminio que emplea el uso de vacunas para inocular microchips que generan “psicosis” en los vacunados. Estas aseveraciones también le han traído críticas y acusaciones en redes sociales de daño a la credibilidad del gremio médico por ausencia de evidencia.
Otro artículo de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos concluyó que pese a que hubo “una pequeña minoría” que experimentó reacciones adversas psiquiátricas importantes tras recibir la inyección, “no se puede establecer una relación causal entre las vacunas contra la COVID-19 y los efectos adversos notificados debido a la naturaleza no controlada de las observaciones».
Varios de los videos de carácter antivacunas publicados por Fisher en X, e incluso una de sus cuentas, fueron eliminados por violar la política de la red social contra la desinformación sobre el COVID-19, la cual estudia tres criterios al evaluar alguna información errónea dañina:
- ¿El contenido está promoviendo una afirmación de hecho sobre COVID-19?
- ¿La afirmación es demostrablemente falsa o engañosa?
- ¿Creer en esta información, tal como se presenta, podría causar daño?
Al aplicar estos criterios, la plataforma reducir el riesgo de daños a la salud pública y favorecer que la información que circula sea confiable y responsable. Además, promueve un entorno informativo donde las personas puedan tomar decisiones basadas en hechos verificados, contribuyendo así a la seguridad colectiva y al manejo efectivo de riesgos sanitarios.
Traduciendo desinformación sanitaria en vivo: un puente peligroso
El canal de YouTube de Aliesky Rodríguez, con alrededor de 137.000 suscriptores, acostumbra a traducir en directo publicaciones en inglés de autores antivacunas sin cotejarlas con estudios ni fuentes médicas. En la emisión del 1 de julio de 2025 uno de los conductores del programa leyó íntegramente ―utilizando Google Translate― la carta de Harry Fisher, presentada al público hispanohablante como si se tratara de un testimonio experto.
El vídeo específico en el que se leyó la carta supera las 17.800 visualizaciones y registra más de 3.500 “Me gusta”. Estas cifras fueron alcanzadas en pocos días y colocaron un contenido previamente refutado en EE. UU. ante una audiencia que, en su mayoría, no había visto verificaciones sobre Fisher ni sobre la narrativa de los “turbo cánceres” y otras teorías de conspiración creadas originalmente en inglés.
La dinámica del canal opera como un “puente” que traslada a la esfera hispana desinformación que lleva años desmentida en inglés. Al carecer de contexto sobre trabajos científicos o refutaciones previas, parte de la audiencia puede percibir las acusaciones de Fisher como información legítima, ampliando su impacto y complicando la labor de los verificadores de la región.
El caso de Harry Fisher pone de manifiesto que los contenidos antivacunas pueden seguir circulando sin respaldo científico, aun después de haber sido desacreditados. Aunque las plataformas aplican políticas para limitar la desinformación, estos materiales continúan encontrando nuevos canales de difusión, lo que obliga a verificaciones periódicas para clarificar su grado de fiabilidad.
Cazadores de Fake News investiga a detalle cada caso, mediante la búsqueda y el hallazgo de evidencias forenses digitales en fuentes abiertas. En algunos casos, se usan datos no disponibles en fuentes abiertas con el objetivo de reorientar las investigaciones o recolectar más evidencias.